Nunca pensé que un escrito mío se fuese a interpretar y musicalizar con gente tan preparada en la teatralización, el el cante, baile y percusión. La plaza del Atrio de Santiago en Valladolid llena hasta arriba para ver lo que teníamos en la mente. Gracia a todos
Pilar Redondo, Pedro Zamora, Carlos Garnacho, Guillermo Escudero y Yonder Rodríguez.
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