Hace tiempo escuché en la radio un cruel relato de un muchacho aficionado a la montaña que se sinceraba sobre el comportamiento poco humano de los montañeros cuando están en expedición. Comentaba el hombre que su vida es la montaña pero no podía pasar por ciertos comportamientos que le habían roto el corazón, como el dejar tirados a los que no se encontraban en condiciones sólo por no perder tiempo y poder lograr su objetivo. Decía que había rutas donde se podían ver los cadáveres de compañeros congelados que estuvieron pidiendo ayuda a gritos durante días hasta morir porque nadie de los que pasaban a su lado les ayudaban.
Ayer pudimos asistir a algo parecido en el Annapurna y también dimod cuenta de los cruces de acusaciones entre unos y otros de los que allí se encontraban.
Creo que la montaña ha perdido su magia para muchos de nosotros y sus gentes pasan de ser heroes a locos porque es algo que los ignorantes en la materia no asimilamos
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