de luchar y destruirse con cada choque pero sabía que aunque en las batallas pierdas parte de tu reino terminas conociendo a tu adversario. A veces era demasiado tarde pero el saber quién te odiaba siempre reconfortaba.
Las depresiones naturales las iba sorteando con su ansiedad enfocada y los malestares temporales con imaginación.
A veces lloraba a escondidas y quería llegar a lo más bajo ahogando sus penas en alcohol para resucitar como Phoenix, porque notaba que a base de golpes se fortalecía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario