Pepe era mi pastor alemán, mi amigo, mi protector y mi seguro antirobo en casa.Cuando tenía 7 años se puso malito y por demorar la ida al veterinario buscando hueco en mi agenda se complicó la emfermedad tanto que tuve que llevalo a sacrificar para que no sufriese más después de cuatro operaciones.
Desde aquél día me odio, duermo mal y lloro con sólo acordarme.
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